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#Crítica

Cars

'La más clásica de Pixar'

¿Qué mejor momento hay para llevar a los niños al cine que las vacaciones de verano?


Estreno en España: 6 de Julio de 2006
Nota I.M.D.B.: 7'8/10 (6977 votos)

CRÍTICA
¿Qué mejor momento hay para llevar a los niños al cine que las vacaciones de verano? Sin duda este no es un secreto, y es por eso que algunos de los estrenos más esperados de cada temporada se esperan a que el calor haga que ir al cine, además, sea una experiencia refrescante. De modo que a nadie sorprenderá que a principios de julio llegue a nuestras carteleras Cars, último trabajo de Pixar, compañía a la que debemos la gran revolución de la animación digital que se ha vivido en los últimos años, así como algunos de los títulos más emblemáticos de este nuevo cine para pequeños y mayores.
Pixar es John Lasseter, un director de camisas floreadas y sonrisa bonachona al que podríamos culpar de la caída de la Disney, factoría todopoderosa y casi monopolizadora del cine animado que vio cómo desde Toy Story el público se desplazaba de sus brazos para recaer en los del mencionado Lasseter. Y es curioso, porque Pixar nació dentro de Disney, y tras varios años y todo tipo de acciones legales, es Disney la que ahora está a la sombra de Pixar.
Pero centrémonos en Pixar, cuya carrera cinematográfica es intachable: desde las dos partes de la mencionada Toy Story hasta Los Increíbles pasando por Bichos, Monstruos S.A. y Buscando a Nemo. Con un currículo semejante, es normal pensar que esta Cars será una película que por lo menos ofrecerá un mínimo de calidad y una alta perfección técnica, y quien piense así no se equivocará.
Como buen último título de Lasseter, Cars es una película visualmente arrolladora y mucho más conseguida que sus obras anteriores. Los metales de los coches, el agua, la tierra o la carretera son tan reales que es imposible no pensar que quizá sean de verdad. La película tiene una estética que juega por un lado con la humanización con toques caricaturescos de los coches (protagonistas absolutos, aquí no hay humanos, hasta los animales tienen cuatro ruedas) y por el otro con la búsqueda de cierto realismo en cuanto a escenarios y decoraciones, de manera que resulta una mezcla un tanto peculiar. Se nos invita a creer que aquel es nuestro mundo quizá en una dimensión paralela donde nosotros tendríamos carrocerías y faros. Y lo cierto es que esta idea funciona y Cars se convierte así en un espectáculo de esos que nos abre la boca de vez en cuando (y no por sueño, sino por lo sobrecogedor que resulta el ver algo tan bien hecho).
Eso sí, lo que nos cuenta Cars no es nada nuevo. Es más, quizá sea esta la cinta más “clásica” de Pixar, la que tiene en mente a un público verdaderamente infantil y la que menos innova en cuanto a narrativa y argumento. Y este es su punto más débil, el que puede hacer que a más de un “mayor” se le haga un poco pesada o demasiado previsible (al poco de empezar ya sabemos como acabará). Claro que eso no quita para que la película sea entretenida y tengo un ritmo justo y adecuado.
Cars es la historia de Rayo McQueen, un joven coche de carreras con un prometedor futuro. Por supuesto la fama se le sube a la cabeza y amenaza con convertirle en un coche egoísta y malcriado. Sin embargo, un accidente casual (mientras viaja hacia la carrera que le dará su mayor premio) hace que aparezca en Radiador Springs, un pueblo semiabandonado por el que otrora pasara la famosa Ruta ’66 y en el que ahora malviven sus habitantes, que no pueden evitar pensar en aquel pasado de turismo y felicidad. Obviamente, ellos reciben a Rayo con escepticismo, mientras que él ejerce sus dotes de grandeza. Sin embargo pronto chocará con la realidad y verá que no son inferiores como pensaba, que no le tratan como a alguien especial (sino como a uno más) y así comenzará a apreciarlos del mismo modo que ellos buscarán en sus corazoncitos un hueco para él.
Los habitantes de Radiador Springs son un grupo de coches de lo más variopinto que permiten a la película cubrir muchos estereotipos: desde el viejo Doc Hudson (con un pasado a descubrir) hasta la bella Sally (ejecutiva que abandonó la ciudad) pasando por Mate (tan bueno como tontorrón), Flo (simpatía y años ’50), Sargen (un todoterreno muy militar), Ramón (tuneado retro), Fillmore (hippy) o Luigi (italiano amante de los Ferrraris). Todos ellos así sirven como vehículos (y nunca mejor dicho) para que la película gane en dimensiones morales y nos dé buenas lecciones de convivencia, igualdad, generosidad y amistad.
Para cerrar, cabe hablar del habitual reparto de voces. Mientras en versión original encontramos a actores como Owen Wilson o Paul Newman, en España nos conformamos con un doblaje correcto donde hay millones de cameos que se centran en personalidades del mundo de las carreras (lo siento, no lo puedo evitar, por mucho que pegue lo de Fernando Alonso está metido con calzador) y periodistas (Antonio Lobato, Hilario Pino, Pedro Piqueras, Iñaki Gabilondo, Roberto Arce, Lorenzo Milá). Aunque es cierto que mucho mejor estaría la cosa con dobladores profesionales, por lo menos son los suyos unos papeles lo suficientemente pequeños como para no amargarnos la sesión.

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Irulan

05/07/2006

Valoración

6.00

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7.00