Portada>Críticas>Danny the Dog

#Crítica

Danny the Dog

'Plana'

Es una pena que al crecer perdamos tantas cosas que de niños nos hacen especiales. Una de ellas es algo que, siendo mayores, nos fascina: ver cómo un niño al recibir un regalo suele preferir el brillante papel que lo envuelve al mismo regalo en sí.


Estreno en España: 3/Jun/2005
Crítica
Es una pena que al crecer perdamos tantas cosas que de niños nos hacen especiales. Una de ellas es algo que, siendo mayores, nos fascina: ver cómo un niño al recibir un regalo suele preferir el brillante papel que lo envuelve al mismo regalo en sí. Y, precisamente, una cualidad así nos vendría genial para ver Danny The Dog, porque de otra manera esta película no tiene justificación, ya que nos encontramos ante un film de bonito envoltorio pero de contenido totalmente intrascendente.
La historia del mismo se podría resumir en una frase que en su día pronunció Ortega y Gasset: yo soy yo y mis circunstancias, pues nos narra la vida de un joven que es justamente así, él y sus circunstancias. Danny (Jet Li) quedó huérfano muy joven, y fue Bart (Bob Hoskins) quien lo acogió en su casa. Claro, que Bart es uno de los mafiosos y estafadores más conocidos de Glasgow (Escocia, Reino Unido), y ha entrenado a Danny como su perro de caza. Experto en artes marciales, Danny castiga a los que no pagan a Bart, y a cambio tiene un lugar donde dormir y comida. Aunque, eso sí, no deja de ser un “perro”. Sin embargo un día, realizando un trabajo, se cruza accidentalmente con Sam (Morgan Freeman), un afinador de pianos ciego que hará (junto a su joven hijastra) que Danny entre en contacto con un mundo totalmente desconocido para él, donde brilla el sol y se pasea, donde hay música, donde le tratan como a una persona. Así su vida cambiará, conocerá su pasado y dejará de lado la violencia. O por lo menos lo intentará, ya que Jack no está dispuesto a perder a su perro.
Un argumento así se asemeja mucho al de los cuentos de hadas (pues de realista este film tiene poco, por no decir nada, es bastante “increíble”), y es que en cierto modo quizá este es uno de ellos, un cuento de hadas del siglo XXI, una película que toma prestadas tantas historias que todos conocemos. Sin embargo ahí estriba su error, que en el fondo es un cuento para niños, aunque en la forma no. Y estos dos elementos se contradicen y hacen que el film no funcione. Porque una audiencia adulta no podrá sentir interés ante una historia tan simple, y una infantil no podrá soportar la destacable carga de violencia.



Y es que no nos olvidemos que esta es una película protagonizada por Jet Li, y aunque quizá las artes marciales no ocupen la totalidad del metraje (como cabría esperar) sí están presentes, sobre todo en la impactante secuencia con que se abre el film y en el festín de vísceras con que se cierra. Y la verdad, casi mejor, porque en la parte central y más dramática el pobre tiene constantemente cara de bobo. Junto a él, dos veteranos: el reciente ganador del Oscar a Mejor Actor de Reparto, Morgan Freeman, que hace otro de esos papeles de “bueno” que le vienen caracterizando y el histriónico Bob Hoskins, bastante sobreactuado y recargante (cosa que desgraciadamente suele ser habitual en él).
Los aspectos técnicos de la película son, como nos tiene acostumbrados este tipo de cine, lo más sobresaliente de la misma. Tras la anónima dirección de Louis Leterrier (autor de, ejem, The Transporter), se encuentra un guión del desconcertante Luc Besson, auténtico artífice del proyecto, y una banda sonora firmada por Massive Attack, que ofrece unos cuentos temas que son casi lo mejor que tiene el film. Una buena fotografía (un tanto post-Matrix, todo hay que decirlo) y escenas de acción bien llevadas desde el punto de vista formal, pero tampoco mucho más.
Y es que esto es lo que hay... ¿qué queremos pasar el rato viendo una peli entretenida de personajes planos y buenas luchas? Pues de cabeza a Danny The Dog.

user avatar

Irulan

12/05/2005

Valoración

4.00

#Más críticas de 'Danny the Dog'

#Ficha