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Lobezno inmortal

'Un hombre lobo americano en Tokio'

Si nos ponemos en situación, hay que reconocer el mérito que tienen a estas alturas los guionistas que se enfrenten al reto de escribir una nueva secuela de cualquier película de cualquier héroe o superhéroe de entre toda la avalancha reciente


Estreno 26 de Julio de 2013
CRÍTICA
Si nos ponemos en situación, hay que reconocer el mérito que tienen a estas alturas los guionistas que se enfrenten al reto de escribir una nueva secuela de cualquier película de cualquier héroe o superhéroe de entre toda la avalancha reciente. Con lo trillados que están casi todos los personajes y más en este caso con cuatro apariciones a sus espaldas (cinco si aceptamos el cameo en X-Men: Primera generación), tanto villano como el cine fantástico nos está entregando cada pocos meses y tanta corporación maligna en su afán por destruir el mundo como lo conocemos deja poco hueco para la originalidad bien entendida a la hora de sentarse frente al ordenador a ponerse a escribir. Para bien o para mal, mucha de las veces los nombres propios detrás de la cámara marcan más la diferencia que los que se ponen delante.

(Más imágenes en su galería)
Con Lobezno se planteaba un duro reto. Tras el primer spin-off X-Men Orígenes. Lobezno, el desgaste de personaje empezaba a acusarse y si no fuera por el carisma que desprenden actor y personaje, casi podría hablarse de saga finiquitada por lo que poco que quedaba por contar del personaje. La única opción inteligente (esa que normalmente choca de bruces con la opción económica) para recuperar la saga parecía pasar por director y guionistas solventes que le dieran algo de brillo al producto. Pese a algún pinchazo a James Mangold le sigue quedando algo de crédito y en el concepto visual sigue siendo una garantía. Garantía que parece reafirmarse con un guionista ganador de un Oscar por Sospechosos Habituales como Christopher McQuarrie, curtido en cintas de acción, y apoyado por Mark Bomback (La Jungla 4.0, Total Recall (Desafío Total)) y Scott Frank (Minority Report) al menos sugiere que alguien se tomó en serio lo de construir un episodio con fundamento.
Siguiendo la moda de personajes introspectivos y vulnerables, Lobezno parece no poder escapar y ser una excepción, por mucho que su fuerza sobrehumana le sirviera para sobrevivir a toda una bomba atómica. Inspirados por los cómics que situaban a este hombre lobo americano en Tokio, la nueva entrega navega, aparte del espectáculo que se da por hecho, por la psicología del traumatizado personaje que no termina de encontrar su sitio y que sigue atormentado por su relación con Jane Grey, obligado a sentirse más vulnerable que nunca y a sentir debilidades que no había experimentado antes, hasta llegar a un enfrentamiento final que se asemeja al malo de videojuego de final de nivel elevado a la máxima potencia.
Aún así no hay que engañarse. Que se hayan tomado en serio la película y que el carisma del personaje (esa mezcla de mamporros y socarronería es lo más parecido a un John McClane con superpoderes) sobrevuele todo el metraje no evita el desgaste con el que llega la franquicia tras cinco entregas. De momento Hugh consigue ganarse al respetable. Veremos cuanta cuerda le queda al personaje.

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Evelio Barbero

22/07/2013

Valoración

6.00

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