Gerard Depardieu

Depardieu es un apellido muy común del centro de Francia, no obstante Gérard ha conseguido apropiárselo y popularizarlo a nivel mundial, no en vano es uno de los actores franceses contemporáneos más populares tanto en su país como en el resto del planeta.
Nació el 27 de Diciembre de 1948 en la localidad de Châteauroux. Hijo de un obrero del sector metalúrgico, su primera juventud la dedicó a delinquir, pero su interés por la actuación truncó su destino para siempre. Cuando pasó a formar parte de una pequeña compañía teatral ambulante llamada “Café de la Gare”, abandonó su trabajo en una imprenta y se trasladó a París para poder dedicarse más seriamente al espectáculo. En las más variadas representaciones trabajó junto a otros rostros que con el tiempo también se harían un hueco en el cine francés: Patrick Dewaere y Miou-Miou.
Su carrera cinematográfica se inició en la primera mitad de los 70, realizando pequeños roles, después de haber estado dedicado al teatro, hasta que su participación en el exitoso filme de Bertrand Blieu “Los Rompepelotas” le catapultó a la fama. En el resto de la década se consolidó como actor de cine al aparecer en títulos imprescindibles como “Novecento” de Bernardo Bertolucci y trabajando para grandes como Marco Ferreri o repitiendo con el propio Blier, lo que le condujo a sus primeros galardones en Francia. En los 80 rodó profusamente y así se consagró como una de las principales estrellas nacionales y fue el protagonista de películas de directores de la talla de Truffaut, Wajda, Resnais, o Pialat, amén de un sinfín de títulos que supusieron grandes éxitos de taquilla a nivel estatal y continental, con lo cual en la siguiente década su carrera se orientó a expandirse a nivel internacional, sobretodo después de encarnar a Cyrano de Bergerac en 1990. Durante esa década fue intercalando sus apariciones tanto en producciones francesas con en norteamericanas, protagonizando producciones de renombre como “Matrimonio de conveniencia", "1942, La conquista del Paraíso" o "El hombre de la máscara de hierro" en la que compartió cartel con estrellas como Leonardo de Caprio, Jeremy Irons o John Malkovich, y también encarnó al popular Obélix en “Astérix y Obélix contra el César”. Además, también se le pudo ver en propuestas más arriesgadas para directores con mayor o menor renombre pero de indiscutible talento tales como Jean-Luc Godard, Giuseppe Tornatore, Agnes Varda o Claude Berri.
Depardieu decidió probar en el otro lado de la cámara en 1984, cuando dirigió la adaptación cinematográfica de la obra de Moliere, “Tartufo”. Años más tarde, en el 2006, también dirigió uno de los cortometrajes del filme coral “Paris je t’aime”, pero según ha reconocido él su verdadera pasión es interpretar… y la gastronomía.
Su vigorosa presencia física, su variedad de registros interpretativos y su gusto por el riesgo le han llevado a ser uno de los actores más prolíficos que hayan salido de la cinematografía europea, haciendo cambios de registros muy bruscos al combinar diferentes tipos de papeles tanto en producciones comerciales con otros proyectos más personales, proyectando siempre una imagen muy diferente del galán, haciendo gala de una mezcla de espontaneidad y de profundidad y contrastando su rudeza corporal con una actitud dulce, casi infantil. Por ello se le ha consolidado como una de las máximas estrellas y en función a su reconocimiento ha sido premiado en Montreal, Venecia y Cannes; además también obtuvo un Globo de Oro por "Matrimonio de conveniencia", y la nominación al Oscar. Tal es su prestigio que en 1996 recibió la condecoración del Orden de la Legión de Honor, la máxima que concede el gobierno francés, por su valiosa aportación a al cultura francesa.