Cody Banks (Frankie Muniz) parece ser el típico adolescente; le encanta montar en monopatín, odia las matemáticas, su madre le trae por la calle de la amargura y se siente un completo imbécil delante de las chicas. Pero Cody guarda un extraordinario secreto que incluso su familia y sus mejores amigos desconocen: es en realidad un agente encubierto de la CIA. Cody está viviendo el sueño de cualquier niño. Entrenado especialmente en una instalación de alto secreto, disfrazada de campamento de verano, Cody puede conducir un coche como un especialista y dar golpes como un profesional y cuenta con un arsenal de artilugios de lo más guay, además de que su jefa, la agente Ronica Miles, esté buenísima (Angie Harmon). Pero cuando le dan su primera misión, Cody descubre que ha de hacerse amigo de Natalie Connors (Hilary Duff), la chica más deseada del instituto, para espiar a su padre, un científico que está desarrollando una partida mortal de nanorobots que tienen poder para destruir el planeta. ¿Y cuál es el problema? La CIA ha gastado diez millones de dólares en entrenar a Cody pero no le han enseñado nada de cómo hablar a las chicas.
Fue una sugerencia de Natalie, la hija de ocho años de edad de Dylan Sellers, la que hizo que Hilary Duff fuera elegida para acompañar en la pantalla grande a Muniz. “Le conté de qué iba la película”, dice Sellers, “y me dijo: ‘Tienes que coger a Lizzie McGuire. ¡Papá, es perfecta!’” Como recompensa por la contribución de su hija, Sellers le cambió el nombre a la joven heroína y le puso el de Natalie, su hija.
Cody Banks- ¿Quién es usted, qué he hecho? Agente CIA- Susanita tenía un ratón, que comía chocolate y turrón. Cody Banks- Pablito clavo el clavito de Pablito. Agente CIA- En la fiesta, en la fiesta de Blas. Cody Banks- Todos salían con una copa de más. Agente CIA- Esto es lo que pasa por inventar las claves en un campamento de verano.
