Elegante y cortés, nuestro anónimo héroe es un traficante respetado, todo un profesional. Trabajando con la cocaína y con el éxtasis con la mayor naturalidad, como si de cualquier otro material se tratase, ha conseguido hacerse con una buena fortuna. Habiendo tomado la decisión de retirarse, su objetivo es salir del mundo del crimen, la droga y la violencia, y llevar una vida sencilla. Pero antes de que esto suceda, el jefe del crimen Jimmy Price quiere que le haga dos favores. El primero es que debe encontrar a la hija desaparecida de un poderoso criminal, Eddie Temple. El segundo, arreglar la compra-venta de un importante alijo de pastillas de éxtasis por parte de un mafioso de dudosa confianza.
Matthew Vaughn conoció a J.J. Connolly, el autor de la novela en que se basa el guión de la película (también de Connolly), en un tren con destino a Bélgica. Vaughn iba en tren a un partido de la Eurocopa de 2000 (Inglaterra-Alemania) y coincidió en el vagón con Connolly. Le preguntó a que se dedicaba y así nació la historia de su colaboración en esta película.