Portada>Noticias>Zinemaldia 2024. Albert Serra; Sangre, sudor y oro

Zinemaldia 2024. Albert Serra; Sangre, sudor y oro

Zinemaldia 2024. Albert Serra; Sangre, sudor y oro
user avatar

Carlos Fernández, 25/09/2024

Llegó uno de los momentos más especiales del festival, tras los premios a Javier Bardem y a Cate Blanchett y mentiras esperamos al que recogerá Almodóvar en las próximas horas, hemos vivido en la sección oficial la proyección que se esperaba con más interés desde que se anunció que este año Albert Serra competiría por la Concha de Oro.


Tardes de Soledad

Dejémoslo claro, el director catalán es un provocador nato, el enfant terrible del cine patrio pero hay que reconocerle que tras esa fachada, que nunca sabremos si es personaje o real, de soberbia y desfachatez hay un tipo con un talento incuestionable, una mirada única y que, aunque no conecte al cien por cien con su cine, tengo que reconocerle una capacidad brillante para crear imágenes que se marcan a fuego en la memoria.



En este último trabajo, su primer acercamiento al documental puro, Serra pone ante la cámara al torero Andrés Roca Rey, para que el mundo del toro se nos escapa sería como el Messi de los astados, principalmente en dos escenarios; los trayectos en furgoneta, junto a su cuadrilla, de camino a la plaza o al hotel tras acabar la faena y en el albero frente al toro.


Ante un tema tan polarizador, el director, adopta una postura inteligente y arriesgada, ya que prefiere tomar distancia, sin posicionarse y será la mirada del espectador la que decidirá el enfoque o el discurso que ellos creen que toma la película. Así unos lo verán como una ensalzamiento de un arte asesino, pero, para un servidor que se considera antitaurino, creo que el hecho de dejar fuera parte de la liturgia y la tradición que envuelve al toreo, no vemos las plazas de toros y casi ni escuchamos al público, gracias a un diseño de sonido realmente espectacular que elimina casi por completo el sonido ambiente para centrarse, al igual que lo hace la imagen, en los comentarios de la cuadrilla y las respiraciones del toro y Roca Rey. Además no se rehúye o esconde el sufrimiento animal, si no todo lo contrario, se nos muestra su agonía, con sangre y lágrimas, alargando las secuencias de las faenas para que el espectador sienta (o sufra) el calvario del animal hasta morir y quizás esas son las escenas que, al repetirse diferentes corridas, se hace reiterativa y alarga la película, quizás innecesariamente. Aunque hay que reconocer que visualmente es tan potente, con planos muy cerrados en los que nos centramos en uno de los dos contendientes, toro o torero, en los gestos, el sudor y la sangre, que es bastante complicado apartar la mirada.



Roca Rey es presentado como un personaje en el que la valentía que se le presupone para ponerse delante de un toro se vuelven dudas al salir de la plaza, cuando, mientras la cuadrilla le adula y ensalza, en su rostro solo vemos el recuerdo de lo vivido, el miedo de lo cerca que ha estado de ser cogido, y las dudas por las críticas que los puristas del toreo le harán por no aceptar a un torero peruano. En ese mundo de masculinidad, de qué buenos somos, de que valiente, de no empecemos a comernos las pollas todavía que diría el señor Lobo de Pulp Fiction, en esas reuniones y charlas con los novilleros, picadores y banderilleros es cuando la película gana enteros e interés además de tener la escena más estética cuando Roca Rey se viste en el hotel para ir a la plaza y donde la imagen de masculinidad se ve travestida en un momento tan irónico como bello.


Si al salir de la proyección me hubieseis preguntado por ella os hubiese dicho que había poco que decir, que era vacía y que probablemente solo valía para un corto, pero con el paso de las horas, de los debates, de recordar detalles que habías pasado por alto la película me ha ido creciendo y gustando mucho más. Sería una Concha de Oro arriesgada pero, si nos centramos en los meramente cinematográfico pocas pegas se le podrían poner a ese premio si finalmente se lo dan.