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Los cameos más memorables de directores de cine
Guillermo Triguero, 12/04/2014
Un cameo es en cierto modo una intrusión. Es la aparición en una película de una persona que no debería estar ahí, ya que si sale en la pantalla es como guiño al espectador, no porque sea un miembro más del reparto interpretando a un personaje. La gracia del cameo es esa complicidad, que implica romper el consenso de que cada actor interpreta a otra persona, lanzándonos a la cara a un tipo cuya razón de ser no es que sea más o menos capaz de interpretar a cierto personaje, sino ser reconocido por quién es en realidad.
Se podría hablar largo y tendido de muchas tipologías de cameos, desde famosos que irrumpen en la pantalla simplemente por ser colegas de uno de los responsables del film a miembros del propio equipo que aparecen brevemente. En esta ocasión nos centraremos en el segundo caso, y más concretamente en cameos de los directores de la propia película, más que nada porque si ampliamos el abanico de posibilidades se nos iría de las manos.
Ciertamente, para un director debe ser tentador hacer algún que otro cameo en sus propias obras. Él es quien orquesta todo lo que vemos en la pantalla, el responsable de gran parte del resultado final... y sin embargo no deja de ser alguien anónimo, no es más que un nombre. Hoy día, con Google Images a un clic es rápido poner rostro a estos nombres, pero antaño era más difícil, por ello un cameo era un guiño divertido para aquella minoría que supiera qué apariencia tenía el realizador en cuestión.
Por otro lado, matizar que hablamos de cameos, es decir, apariciones muy esporádicas que como mucho tienen unas pocas líneas, no de papeles secundarios interpretados por los directores, aunque por supuesto a veces la línea divisoria entre ambos conceptos es muy subjetiva.
He aquí una selección:
Ernst Lubitsch - La Muñeca
Uno de mis inicios de película favoritos. Este cuento audiovisual comienza mostrándonos al propio Lubitsch montando una casa de muñecas en la que añade unos pequeños muñecos que representan a los protagonistas. Seguidamente se nos introduce en la película, en la que los personajes cobran vida y la casa de juguete se ha convertido en un decorado. Una manera muy entrañable de dar a entender el papel del director como el de un hombre encargado de dar vida a su pequeño universo.
King Vidor - Espejismos
Espejismos es una de las varias películas de la época que satirizaban Hollywood y el sistema de estudios, eso sí, con un tono amable y simpático. El argumento se centra en una chica que prueba suerte en Hollywood y pasa de protagonizar comedias slapstick a ser una de las actrices de moda, una historia muy similar a la que vivieron muchas estrellas reales. En un guiño más directo, en la escena final se ve a la protagonista hablando con el propio director de la película, King Vidor, en el set de un film que están rodando que, por lo poco que se intuye, tiene pinta de ser su obra más famosa, El Gran Desfile (1925).
John Huston - El Tesoro de Sierra Madre
Uno de los cameos más carismáticos e inolvidables que recuerdo es el de John Huston en El Tesoro de Sierra Madre. Al inicio del film encarna a un turista adinerado que le da una moneda al personaje de Humphrey Bogart en varias ocasiones, hasta que al final le echa en cara que ya es la tercera vez que le da una limosna. Sin duda era un cameo cómplice entre colegas, ya que Bogart y Huston eran muy amigos.
Michael Powell - El Fotógrafo del Pánico
En su momento, El Fotógrafo del Pánico fue una película que sentó muy mal por la inusitada crudeza de su argumento. De hecho, gustó tan poco que algunos críticos llegaron a caer en el insulto personal, calificando al director Michael Powell de degenerado. No debió ayudar mucho el cameo que hizo el propio Powell en el film. El protagonista es un psicópata sexual que asesina a sus víctimas mientras las graba con su cámara, y en cierto momento se nos da una leve explicación de esa patología cuando vemos algunos vídeos domésticos de su infancia. Su padre se dedicaba a grabarle continuamente haciendo incluso pequeños experimentos (como por ejemplo asustarle o hacerle llorar) para así capturar todo en la cámara. El personaje del padre en esos vídeos domésticos es Michael Powell, y el niño que aparece en éstos su propio hijo.
Jean-Luc Godard - Al Final de la Escapada
Tiene su gracia que el cameo de Jean-Luc Godard en su debut cinematográfico sea precisamente el del causante indirecto de la muerte del protagonista. Godard aparece brevemente como un hombre que identifica al personaje de Jean-Paul Belmondo, quien es buscado por asesinato, y que llama a la policía dándoles su paradero.
Charles Chaplin - La Condesa de Hong Kong
La última película de la carrera de Charles Chaplin es una de las más curiosas y únicas de su filmografía por ser la segunda que no protagonizaba él (la primera fue Una Mujer de París) y, mucho me temo, por ser asombrosamente fallida viniendo de quien viene. No obstante, el egocéntrico Chaplin se veía incapaz de filmar todo un largometraje sin aparecer en ningún momento, así que se ofreció un pequeño cameo como camarero patoso. A la postre, acaba siendo una de las pocas cosas destacables de la película.
Hal Ashby - Harold y Maude
Si han visto Harold y Maude -si no lo han hecho, ya tardan- seguramente recuerden un plano un tanto extraño en que aparece un freak de mirada alucinada entre los dos protagonistas. Es un plano extraño no sólo porque el personaje lo es, sino porque no sabemos a cuento de qué viene dedicarle protagonismo a ese personaje anónimo. El motivo es que ese tipo tan peculiar es el propio director de la película, Hal Ashby.
Sam Peckinpah - Pat Garrett & Billy the Kid
Uno de mis cameos favoritos es el que tiene lugar en el western crepuscular Pat Garrett & Billy the Kid, una película densa en la que la persecución de Pat Garrett acaba siendo casi existencialista. Cuando al final parece que éste ya ha acorralado a Billy The Kid, aparece el propio Sam Peckinpah interpretando a un fabricante de ataúdes de mirada cansada que le espeta "Por fin lo has conseguido" y le anima a seguir adelante para llevar a cabo eso que tanto ansía y teme al mismo tiempo.
Terrence Malick - Malas Tierras
Pese a lo poco dado que es Terrence Malick a apariciones en público, en su debut Malas Tierras se permitió hacer una pequeña aparición como el visitante que irrumpe en la casa en que los protagonistas se han instalado.
Roman Polanski - Chinatown
Según parece, aunque a Roman Polanski le gustaba mucho actuar y hacer cameos en sus películas -en sus primeros cortometrajes ya hizo un par de cameos como matón y como anciana (!!)- inicialmente no tenía previsto aparecer en Chinatown, o al menos eso es lo que él dice. Al igual que le sucedería a Scorsese en Taxi Driver, su aparición en la película se debió a que uno de los actores no pudo acudir al rodaje, en este caso el que encarnaba a uno de los matones. Sin preocuparse lo más mínimo, Polanski dijo "Bueno, vamos a divertirnos un poco, yo haré ese papel" y protagonizó la que seguramente sea la escena más recordada interpretada por él.
Es muy breve, pero de una violencia tan física y realista que no se olvida: se encara al personaje de Jack Nicholson y le asesta un profundo corte en la nariz mientras le amenaza con su inconfundible acento europeo con arrancarle la nariz y dársela de comer a sus peces. Sin duda un cameo legendario.
Francis Ford Coppola - Apocalypse now
Uno de los cameos más recordados de la historia del cine es el de Francis Ford Coppola en Apocalypse now, y sin duda está muy bien buscado. Aparece al inicio del film dirigiendo un reportaje de guerra y le espeta a los protagonistas una de las grandes máximas que siempre se dice a los actores: "¡No mires a cámara!".
Martin Scorsese - El Rey de la Comedia, La Edad de la Inocencia
Scorsese es un hombre muy aficionado a hacer cameos en sus propias películas, así que me ha costado escoger sólo un par. Su aparición más recordada es sin duda la del pasajero de Taxi Driver, pero ya en ese film hacía un cameo previamente sentado en las puertas de las oficinas de Pallantine, y además en la anterior Malas Calles se le podía ver en el coche de los gángsters que atacan a los protagonistas, siguiendo la línea de Godard de encarnar a uno de los responsables de su muerte. Yo me he decantado por dos cameos que tienen el encanto de jugar con su papel como director. El primero es en El Rey de la Comedia, en que encarna a un realizador televisivo dando unas indicaciones, mientras que en La Edad de la Inocencia es un fotógrafo.
David Cronenberg - La Mosca
En una muestra del humor negro y retorcido de David Cronenberg, éste decidió aparecer en una de las escenas más desagradables de La Mosca (que ya es decir): interpreta a un médico en la pesadilla que tiene la protagonista en donde da a luz a una larva gigantesca. ¿Quién no desearía ser el médico que sostiene en sus manos a tan repugnante criatura?
Oliver Stone - The Doors
A la hora de escoger entre este cameo y el de la más mítica Platoon me he decantado por el biopic de los Doors al considerarlo bastante significativo. En este film, Oliver Stone interpreta al profesor de cine de un joven Jim Morrison, lo cual es un guiño muy curioso teniendo en cuenta que Stone le envió años atrás a Morrison el guión de una primera versión de Platoon fantaseando con que el cantante de los Doors aceptara protagonizarla. A falta de conseguirlo, qué menos que incluirse como su profesor de cine en su biopic.
Steven Spielberg - La Lista de Schindler
A nadie se le escapa que La Lista de Schindler fue una de las películas más personales de la carrera de Spielberg por el tema que trataba, y más siendo el propio Spielberg de origen judío. Por ello quizá podría entenderse que éste decidiera aparecer al final de la película como uno de los judíos liberados por el propio Schindler.
Peter Jackson - El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey
Peter Jackson es uno de esos directores especialmente aficionados a los cameos, hasta el punto de que ha aparecido en todas sus películas. De sus diversas apariciones he escogido la que protagoniza en la tercera parte de la saga de El Señor de los Anillos porque me encanta cómo está caracterizado y su expresión tan feroz.
Y con esto creo que ya hemos repasado los principales ejemplos de cameos de directores en sus propias películas. O esperen, quizá me he olvidado de alguno...
Alfred Hitchcock es un caso aparte. Él hizo del cameo no sólo un capricho recurrente sino una marca de estilo, uno de los muchos elementos imposibles de disociar de sus películas. Según él, empezó por necesidad para rellenar con su opulenta figura espacios vacíos, luego siguió por superstición (aunque yo sospecho que lo hacía para darse a conocer al público), y al final por obligación, porque la gente entró tanto en el juego que se vio forzado a aparecer siempre al inicio de los films y de forma clara, para evitar que se distrajeran de la trama. Sería difícil escoger algún cameo de entre los 39 que protagonizó, pero si tuviera que quedarme con uno sería con éste:
El problema que tenía Hitchcock en Náufragos (1944) era aparecer en una película que sucede en un mismo espacio cerrado y con pocos personajes. Su primera idea de aparecer flotando como un cadáver se descartó de inmediato, ya que el agua no era su terreno predilecto y sería demasiado incómodo de filmar. Finalmente le vino una idea inspirado en una dieta que estaba llevando a cabo: saldría en el anuncio de un milagroso adelgazante. Aunque es un montaje, en su momento coló y el estudio recibió numerosas cartas preguntando por ese producto.
Con esta anécdota surgida a raíz de un simple cameo cerramos la lista. Ya sean hechos por vanidad, como guiño a los espectadores o por diversión, no cabe duda de que descubrir cameos como éstos constituyen uno de los pasatiempos favoritos de muchos cinéfilos. Y quién les dice que si ustedes fueran directores no caerían en la tentación de protagonizar uno...
Se podría hablar largo y tendido de muchas tipologías de cameos, desde famosos que irrumpen en la pantalla simplemente por ser colegas de uno de los responsables del film a miembros del propio equipo que aparecen brevemente. En esta ocasión nos centraremos en el segundo caso, y más concretamente en cameos de los directores de la propia película, más que nada porque si ampliamos el abanico de posibilidades se nos iría de las manos.
Ciertamente, para un director debe ser tentador hacer algún que otro cameo en sus propias obras. Él es quien orquesta todo lo que vemos en la pantalla, el responsable de gran parte del resultado final... y sin embargo no deja de ser alguien anónimo, no es más que un nombre. Hoy día, con Google Images a un clic es rápido poner rostro a estos nombres, pero antaño era más difícil, por ello un cameo era un guiño divertido para aquella minoría que supiera qué apariencia tenía el realizador en cuestión.
Por otro lado, matizar que hablamos de cameos, es decir, apariciones muy esporádicas que como mucho tienen unas pocas líneas, no de papeles secundarios interpretados por los directores, aunque por supuesto a veces la línea divisoria entre ambos conceptos es muy subjetiva.
He aquí una selección:
Ernst Lubitsch - La Muñeca
Uno de mis inicios de película favoritos. Este cuento audiovisual comienza mostrándonos al propio Lubitsch montando una casa de muñecas en la que añade unos pequeños muñecos que representan a los protagonistas. Seguidamente se nos introduce en la película, en la que los personajes cobran vida y la casa de juguete se ha convertido en un decorado. Una manera muy entrañable de dar a entender el papel del director como el de un hombre encargado de dar vida a su pequeño universo.
King Vidor - Espejismos
Espejismos es una de las varias películas de la época que satirizaban Hollywood y el sistema de estudios, eso sí, con un tono amable y simpático. El argumento se centra en una chica que prueba suerte en Hollywood y pasa de protagonizar comedias slapstick a ser una de las actrices de moda, una historia muy similar a la que vivieron muchas estrellas reales. En un guiño más directo, en la escena final se ve a la protagonista hablando con el propio director de la película, King Vidor, en el set de un film que están rodando que, por lo poco que se intuye, tiene pinta de ser su obra más famosa, El Gran Desfile (1925).
John Huston - El Tesoro de Sierra Madre
Uno de los cameos más carismáticos e inolvidables que recuerdo es el de John Huston en El Tesoro de Sierra Madre. Al inicio del film encarna a un turista adinerado que le da una moneda al personaje de Humphrey Bogart en varias ocasiones, hasta que al final le echa en cara que ya es la tercera vez que le da una limosna. Sin duda era un cameo cómplice entre colegas, ya que Bogart y Huston eran muy amigos.
Michael Powell - El Fotógrafo del Pánico
En su momento, El Fotógrafo del Pánico fue una película que sentó muy mal por la inusitada crudeza de su argumento. De hecho, gustó tan poco que algunos críticos llegaron a caer en el insulto personal, calificando al director Michael Powell de degenerado. No debió ayudar mucho el cameo que hizo el propio Powell en el film. El protagonista es un psicópata sexual que asesina a sus víctimas mientras las graba con su cámara, y en cierto momento se nos da una leve explicación de esa patología cuando vemos algunos vídeos domésticos de su infancia. Su padre se dedicaba a grabarle continuamente haciendo incluso pequeños experimentos (como por ejemplo asustarle o hacerle llorar) para así capturar todo en la cámara. El personaje del padre en esos vídeos domésticos es Michael Powell, y el niño que aparece en éstos su propio hijo.
Jean-Luc Godard - Al Final de la Escapada
Tiene su gracia que el cameo de Jean-Luc Godard en su debut cinematográfico sea precisamente el del causante indirecto de la muerte del protagonista. Godard aparece brevemente como un hombre que identifica al personaje de Jean-Paul Belmondo, quien es buscado por asesinato, y que llama a la policía dándoles su paradero.
Charles Chaplin - La Condesa de Hong Kong
La última película de la carrera de Charles Chaplin es una de las más curiosas y únicas de su filmografía por ser la segunda que no protagonizaba él (la primera fue Una Mujer de París) y, mucho me temo, por ser asombrosamente fallida viniendo de quien viene. No obstante, el egocéntrico Chaplin se veía incapaz de filmar todo un largometraje sin aparecer en ningún momento, así que se ofreció un pequeño cameo como camarero patoso. A la postre, acaba siendo una de las pocas cosas destacables de la película.
Hal Ashby - Harold y Maude
Si han visto Harold y Maude -si no lo han hecho, ya tardan- seguramente recuerden un plano un tanto extraño en que aparece un freak de mirada alucinada entre los dos protagonistas. Es un plano extraño no sólo porque el personaje lo es, sino porque no sabemos a cuento de qué viene dedicarle protagonismo a ese personaje anónimo. El motivo es que ese tipo tan peculiar es el propio director de la película, Hal Ashby.
Sam Peckinpah - Pat Garrett & Billy the Kid
Uno de mis cameos favoritos es el que tiene lugar en el western crepuscular Pat Garrett & Billy the Kid, una película densa en la que la persecución de Pat Garrett acaba siendo casi existencialista. Cuando al final parece que éste ya ha acorralado a Billy The Kid, aparece el propio Sam Peckinpah interpretando a un fabricante de ataúdes de mirada cansada que le espeta "Por fin lo has conseguido" y le anima a seguir adelante para llevar a cabo eso que tanto ansía y teme al mismo tiempo.
Terrence Malick - Malas Tierras
Pese a lo poco dado que es Terrence Malick a apariciones en público, en su debut Malas Tierras se permitió hacer una pequeña aparición como el visitante que irrumpe en la casa en que los protagonistas se han instalado.
Roman Polanski - Chinatown
Según parece, aunque a Roman Polanski le gustaba mucho actuar y hacer cameos en sus películas -en sus primeros cortometrajes ya hizo un par de cameos como matón y como anciana (!!)- inicialmente no tenía previsto aparecer en Chinatown, o al menos eso es lo que él dice. Al igual que le sucedería a Scorsese en Taxi Driver, su aparición en la película se debió a que uno de los actores no pudo acudir al rodaje, en este caso el que encarnaba a uno de los matones. Sin preocuparse lo más mínimo, Polanski dijo "Bueno, vamos a divertirnos un poco, yo haré ese papel" y protagonizó la que seguramente sea la escena más recordada interpretada por él.
Es muy breve, pero de una violencia tan física y realista que no se olvida: se encara al personaje de Jack Nicholson y le asesta un profundo corte en la nariz mientras le amenaza con su inconfundible acento europeo con arrancarle la nariz y dársela de comer a sus peces. Sin duda un cameo legendario.
Francis Ford Coppola - Apocalypse now
Uno de los cameos más recordados de la historia del cine es el de Francis Ford Coppola en Apocalypse now, y sin duda está muy bien buscado. Aparece al inicio del film dirigiendo un reportaje de guerra y le espeta a los protagonistas una de las grandes máximas que siempre se dice a los actores: "¡No mires a cámara!".
Martin Scorsese - El Rey de la Comedia, La Edad de la Inocencia
Scorsese es un hombre muy aficionado a hacer cameos en sus propias películas, así que me ha costado escoger sólo un par. Su aparición más recordada es sin duda la del pasajero de Taxi Driver, pero ya en ese film hacía un cameo previamente sentado en las puertas de las oficinas de Pallantine, y además en la anterior Malas Calles se le podía ver en el coche de los gángsters que atacan a los protagonistas, siguiendo la línea de Godard de encarnar a uno de los responsables de su muerte. Yo me he decantado por dos cameos que tienen el encanto de jugar con su papel como director. El primero es en El Rey de la Comedia, en que encarna a un realizador televisivo dando unas indicaciones, mientras que en La Edad de la Inocencia es un fotógrafo.
David Cronenberg - La Mosca
En una muestra del humor negro y retorcido de David Cronenberg, éste decidió aparecer en una de las escenas más desagradables de La Mosca (que ya es decir): interpreta a un médico en la pesadilla que tiene la protagonista en donde da a luz a una larva gigantesca. ¿Quién no desearía ser el médico que sostiene en sus manos a tan repugnante criatura?
Oliver Stone - The Doors
A la hora de escoger entre este cameo y el de la más mítica Platoon me he decantado por el biopic de los Doors al considerarlo bastante significativo. En este film, Oliver Stone interpreta al profesor de cine de un joven Jim Morrison, lo cual es un guiño muy curioso teniendo en cuenta que Stone le envió años atrás a Morrison el guión de una primera versión de Platoon fantaseando con que el cantante de los Doors aceptara protagonizarla. A falta de conseguirlo, qué menos que incluirse como su profesor de cine en su biopic.
Steven Spielberg - La Lista de Schindler
A nadie se le escapa que La Lista de Schindler fue una de las películas más personales de la carrera de Spielberg por el tema que trataba, y más siendo el propio Spielberg de origen judío. Por ello quizá podría entenderse que éste decidiera aparecer al final de la película como uno de los judíos liberados por el propio Schindler.
Peter Jackson - El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey
Peter Jackson es uno de esos directores especialmente aficionados a los cameos, hasta el punto de que ha aparecido en todas sus películas. De sus diversas apariciones he escogido la que protagoniza en la tercera parte de la saga de El Señor de los Anillos porque me encanta cómo está caracterizado y su expresión tan feroz.
Y con esto creo que ya hemos repasado los principales ejemplos de cameos de directores en sus propias películas. O esperen, quizá me he olvidado de alguno...
Alfred Hitchcock es un caso aparte. Él hizo del cameo no sólo un capricho recurrente sino una marca de estilo, uno de los muchos elementos imposibles de disociar de sus películas. Según él, empezó por necesidad para rellenar con su opulenta figura espacios vacíos, luego siguió por superstición (aunque yo sospecho que lo hacía para darse a conocer al público), y al final por obligación, porque la gente entró tanto en el juego que se vio forzado a aparecer siempre al inicio de los films y de forma clara, para evitar que se distrajeran de la trama. Sería difícil escoger algún cameo de entre los 39 que protagonizó, pero si tuviera que quedarme con uno sería con éste:
El problema que tenía Hitchcock en Náufragos (1944) era aparecer en una película que sucede en un mismo espacio cerrado y con pocos personajes. Su primera idea de aparecer flotando como un cadáver se descartó de inmediato, ya que el agua no era su terreno predilecto y sería demasiado incómodo de filmar. Finalmente le vino una idea inspirado en una dieta que estaba llevando a cabo: saldría en el anuncio de un milagroso adelgazante. Aunque es un montaje, en su momento coló y el estudio recibió numerosas cartas preguntando por ese producto.
Con esta anécdota surgida a raíz de un simple cameo cerramos la lista. Ya sean hechos por vanidad, como guiño a los espectadores o por diversión, no cabe duda de que descubrir cameos como éstos constituyen uno de los pasatiempos favoritos de muchos cinéfilos. Y quién les dice que si ustedes fueran directores no caerían en la tentación de protagonizar uno...