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Amelie
El 31 de agosto a las cuatro de la mañana, Àmelie es sorprendida por una idea deslumbrante. Se propone encontrar al propietario de la caja de recuerdos, dondequiera que esté, y restituirle su tesoro. Decide que, si él se conmueve, dedicará su vida a ayudar a los demás. Si no, pues nada.
Joseph - ¿Esa miradita ha sido prenupcial o poscoital?
Gina - Y tu gilipollez, ¿es congénita?
Cuando un dedo apunta al cielo, el tonto mira el dedo.
Verá, mi pequeña Amelie, usted no tiene los huesos de cristal. Podrá soportar los golpes de la vida. Si usted deja pasar esta oportunidad, con el tiempo, su corazón se irá volviendo seco y frágil, como mi esqueleto. A qué espera... Ande, vaya a por él.
Sin ti, las emociones de hoy no son más que la piel muerta de las de ayer.