Paul y Jessie Duncan han perdido a su amado hijo de ocho años Adam en un trágico accidente. Mientras están preparando su entierro, el Dr. Richard Wells aparece con la increíble oferta de clonar a Adam, traer de vuelta a su hijo y reunirlo con su destrozada familia. A pesar de las muchas cuestiones legales, éticas y morales que suscita la oferta, la afligida pareja, después de mucho pensarlo, acepta la proposición de Wells, firmando una especie de pacto faústico con el doctor. Pero para los Duncan, el secretismo que Wells exige es insignificante comparado con la esperanza de que su hijo tenga de nuevo la oportunidad de crecer. La pareja se muda al pequeño pueblo de Riverton, base de la impresionante Clínica de Fertilidad Godsend de Wells, donde las células madre que llevan el ADN de Adam son implantadas en el útero de Jessie y donde Adam nacerá y crecerá (por segunda vez). La nueva vida de Adam sigue un confortable y, para Paul y Jessie, predecible patrón, hasta que llega a su octavo cumpleaños, y virtualmente empieza a vivir un tiempo prestado. Los padres han puesto toda su confianza en el Dr. Wells, pero ahora empiezan a preguntarse: ¿hasta dónde llegó realmente? ¿Se conformó simplemente con jugar a ser Dios? Una vez que descubren la horrible verdad, Paul y Jessie Duncan tendrán que asumir lo que han hecho, y lo que le ha ocurrido a su familia.
La idea de la película se le ocurrió a Mark Bomback (guionista) cuando su mujer estaba embarazada, "yo estaba impresionado por la forma en que la tecnología está implicada hoy en la fertilidad. Necesitábamos un poco de ayuda -no tanta como otros- y estábamos sorprendidos por lo lejos que la ciencia ha llegado en los últimos veinte años".