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El Nombre de la Rosa
Buscamos un libro que mata o por el cual los hombres matan.
¿Conoces algún lugar dónde Dios se haya sentido a gusto? (William de Barkesville).
Jorge de Burgos: La risa es un invento diábolico, que deforma las facciones y hace que los hombres parezcan monos.
William de Baskerville: Los monos no ríen. La risa es un atributo humano.
Jorge de Burgos: Como el pecado. Cristo nunca rió.
William de Baskerville: ¿Podemos asegurarlo?
Jorge de Burgos: En un ningún momento de las escrituras se dice que riera
William de Baskerville: Tampoco en ningún momento se dice que no lo hizo. Si hasta se sabe que los santos se servían del humor para ridiculizar a los enemigos de la fe. Por ejemplo, cuando los paganos sumergieron a San Mauricio en agua hirviendo él se quejó que el agua estaba fría, el sultán metió la mano y se escaldó.
Adso, si tuviera respuestas para todo estaría enseñando teología en París.
Guillermo de Baskerville: Oh, cielos...
Adso: ¿Por qué "oh cielos"?
Guillermo de Baskerville: Estás enamorado.
Adso: ¿Y eso es malo?
Guillermo de Baskerville: Para un fraile representa ciertos problemas.
Adso: ¿Pero no es cierto que santo Tomás ensalza el amor sobre todas las demás virtudes?
Guillermo de Baskerville: Sí, el amor a Dios, Adso. El amor a Dios.
Adso: ¿Y el amor... a una... mujer?
Guillermo de Baskerville: De mujeres Tomás de Aquino sabía bastante poco. Pero las escrituras son muy claras, los proverbios nos advierten que la mujer se apodera de la preciosa alma del hombre y el esclesiastés nos dice: "Más amarga que la muerte es la mujer"
Adso: Sí, pero... ¿qué opináis vos, maestro?
Guillermo de Baskerville: Bueno, claro está que no gozo del beneficio de tu experiencia, pero me cuesta convencerme a mí mismo que Dios haya introducido a un ser tan inmundo en la creación sin haberle dotado de alguna virtud. Qué pacífica sería la vida sin amor, Adso. Es segura y tranquila. Y qué insulsa.
Guillermo de Baskerville: ¿Qué tiene de malo la risa?
Jorge de Burgos: La risa acaba con el miedo. Sin miedo no hay fe. Porque sin miedo al diablo, no se necesita a Dios.