Los últimos cuatro meses de la vida y presidencia de Abraham Lincoln, toda su grandeza, su pasión y su humanidad estuvieron marcados por su última batalla en la que se enfrentó al una presión pública y personal extrema: conseguir que el Congreso aprobase la décimotercera enmienda a la Constitución, por la cual los esclavos serían liberados y considerados iguales ante la justicia.
Daniel Day-Lewis, famoso por zambullirse en sus personajes durante todo los rodajes, exigió a cualquier miembro del rodaje que se dirigiera a él por el apelativo "Mister President". Esta condición también incluía a Spielberg.